30A_redes_perfil_blanco.jpeg

facebook.jpg twitter.jpg youtube.jpg

telefono.jpg (503) 2213-1280

Call center de encuestas
         (503) 2240-6000 
Cp-0010-2008

Desafíos para la democracia en Latinoamérica y el Caribe: Evidencia desde el Barómetro de las Américas 2006-07

  • Categoria: Cultura Política
  • Autores: Mitchell A. Seligson, Ph.D., Editor
  • ISBN:
Descripción del producto
Existe mucho que celebrar en el fortalecimiento de las prácticas democráticas y las instituciones en América Latina. Gobernados alguna vez casi en su totalidad por dictadores, los países de la región son ahora gobernados casi en su totalidad por demócratas. Las elecciones aparecen como la norma establecida para decidir “quién gobierna”, reemplazando las transferencias frecuentes e irregulares de poder vía golpes militares y ejecutivos de Estado del pasado. De hecho, hasta los líderes más carismáticos relacionados con el cambio radical aparecen comprometidos con las elecciones libres y limpias como el camino hacia el legítimo liderazgo.Con mayor acceso al poder a través de las elecciones, hasta la izquierda radical está usando el sistemas político para llegar al poder en lugar de usar violencia. Los rezagados, como el prolongado movimiento guerrillero en Colombia o la dictadura socialista de casi medio siglo en Cuba parecen aisladas anomalías anacrónicas en una región comprometida con las políticas electorales. Asimismo, las tendencias democráticas son evidentes por fuera de las políticas electorales. Las organizaciones de la sociedad civil y los grupos independientes de negocios crecen y prosperan; los partidos políticos se turnan dentro y fuera del poder; la prensa crecientemente energética e independiente descubre irregularidades, y los funcionarios locales aseguran mayor independencia del centro. Las frecuentes violaciones a los derechos humanos del pasado por parte del Estado, son ahora la excepción en lugar de la regla. En el lado del gobierno, las democracias en América Latina han sido capaces de juntar coaliciones políticas para enfrentar exitosamente un número importante de problemas de política pública, proveyendo estabilidad macroeconómica, aumentando la inversión, aumentando el acceso a la educación y la salud, y algunos han logrado importantes resultados en la lucha contra la pobreza. La democracia parece haberse convertido, usando la terminología clásica de Adam Przeworski, en “el único juego en la ciudad”.